SOBRE EL ANIVERSARIO DE LA CAIDA DEL MURO DE BERLIN

14 11 2009

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¡A la clase obrera, a los trabajadores, a los pueblos oprimidos de todo el mundo!

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En noviembre se cumple el vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín y la burguesía prepara el enésimo ataque anticomunista y antiobrero, sazonado con las más rancias falsificaciones históricas.
Veinte años durante los cuales la clase dominante pretende desviar las aspiraciones de cambio de la clase obrera y de los pueblos, con demagógicas promesas de “un nuevo orden mundial” y mentiras sobre el “fin del socialismo”, para impedir cualquier intento de resistencia, de revuelta, de discusión o puesta en duda del sistema capitalista.
A raíz de los acontecimientos del 1989 los propagandistas del imperialismo anunciaron el fin de la historia, que las ideologías estaban acabadas, obsoletas,(excepto las de la burguesía, obviamente), que la revolución es una cosa del pasado, y que por tanto sólo existe un horizonte para la humanidad: el basado en la propiedad privada de los medios de producción social.
Desde entonces, junto a la presentación de los acontecimientos ocurridos en el Este europeo como la “derrota del comunismo”, se han impuesto la política neoliberal, el “derecho a la injerencia”, las “guerras preventivas” para la reconquista del mundo por los imperialistas estadounidenses. La burguesía ha reforzado su ofensiva contra la clase obrera y las masas populares, para aumentar la explotación y el saqueo de los pueblos por el imperialismo.
Los revisionistas y los social-demócratas, actualmente, se dividen entre los que se cubren de ceniza y los que alteran y deforman los hechos que llevaron a la caída del muro. Muchos de ellos en los últimos años han derivado más aún a la derecha, demostrando su debilidad ideológica y política, y otros han pasado directamente al campo hostil. Otros, preconizan que ya no es tiempo de revolución, que hace falta conformarse con las reglas impuestas por la burguesía, limitarse a las reformas, y condenan las fuerzas comunistas y revolucionarias que se oponen a la situación creada y se reorganizan y retoman el camino de la lucha.
Los comunistas saben que la caída del muro de Berlín no ha significado el derrumbamiento del socialismo proletario, ha sido la etapa final de un proceso de destrucción de la dictadura del proletariado y restauración capitalista mediante el revisionismo empezada en los años 50-60 del pasado siglo en USSR y en la mayoría de los países del Este. El hundimiento del llamado “socialismo real” ha sido el derrumbamiento de una superestructura que no correspondía a las relaciones de producción existentes, pero que a causa de sus rasgos exteriores en teoría “socialistas” ha contribuido a sembrar confusión, reflujo y pérdida de posiciones de la clase obrera.
La caída del muro no ha anulado la validez del marxismo-leninismo como teoría revolucionaria, sino que ha completado la parábola de la ideología revisionista en el Este europeo. No ha determinado la resolución de las principales contradicciones de nuestra época sino su empeoramiento, como demuestra la realidad actual.

¿Qué hemos visto, en efecto, en los últimos veinte años?
En lugar de la superación de los obstáculos económicos, sociales y políticos que impiden la emancipación de la humanidad, hemos visto levantar muros aún más altos frente a los explotados y a los oprimidos.
Muros que separan la oligarquía financiera que vive en el lujo y en el derroche, de las grandes masas de mujeres y hombres que crean con su trabajo todas las riquezas, sin poder beneficiarse ya que son obligados a sufrir el yugo de la explotación intensiva, del paro, de la precariedad, de la pobreza, sólo recibiendo caridad de los gobiernos burgueses.
Muros entre un puño de potencias imperialista y los países dependientes sometidos al brutal saqueo de sus recursos, obligados al sub-desarrollo y condenados al hambre.
Muros representados por el obscurantismo, la ignorancia, la opresión religiosa, el cosmopolitismo burgués, que sirven a mantener a los trabajadores sumisos y embrutecidos.
Muros como el ltado contra los emigrantes entre EE.UU. y México, en Europa, en el Mediterráneo, o el del sionismo en Palestina, el conservado por el imperialismo en la península coreana y muchos otros.
¿En qué han terminado después de dos décadas las promesas lanzadas a los cuatro vientos por la clase dominante?
Prometieron el “crecimiento económico”, pero hemos visto la extensión sin precedentes del parasitismo y la especulación, crisis económico-financieras cada vez más frecuentes y profundas, hasta llegar a la actual, la más grave y destructiva crisis de los últimos ochenta años, que es la manifestación de todos los problemas acumulados anteriormente.
Garantizaron “libertad y democracia”, pero estas hipócritas palabras se han pronto transformado en la dictadura reforzada de un grupo de países imperialistas y de los monopolios financieros, en un dominio neocolonialista aún más feroz, al que son sometidos centenares de países y naciones dependientes, en golpes de Estado como los ocurridos recientemente en Honduras y en África, en supresión de los derechos a los trabajadores y las libertades democráticas en muchos países, en Estados policíacos cada vez más autoritarios y fascistas.
Prometieron un “mundo de paz”, pero las potencias imperialista, EE.UU. en cabeza, han reforzado sus arsenales y aparatos militares, azuzado una sucesión de guerras de agresión y actos de auténtico terrorismo que han segado centenares de miles de víctimas, y se han intensificado las rivalidades entre los países imperialistas y los grupos monopolistas para un nuevo reparto de las materias primeras, de los mercados, de las esferas de influencia, aumentando así el peligro de un nuevo conflicto mundial.
Hablaron de “protección del medio ambiente”, pero vemos que la búsqueda del máximo provecho ha devastado el ecosistema, y puesto en evidencia que el capitalismo, con su afán de rapiña, es incompatible con la existencia misma del género humano.
¿Y qué decir de la situación de los países del Este europeo “vueltos a la libertad”? Salarios de hambre, paro masivo, eliminación de logros sociales, catástrofe económica, aumento de la mortalidad, criminalidad, prostitución, subordinación más servil a los intereses del imperialismo occidental o, en el caso de Rusia, afirmación del más retrógrado chovinismo para afirmar los mismos intereses imperialistas. ¿Hay quizá que asombrarse si en estos países hoy crece la “nostalgia del socialismo”, es decir de un sistema social superior al capitalista, que alcanzó grandes conquistas a pesar de las continuas agresiones imperialista, antes de que el revisionismo lo minara desde dentro y luego lo desmoronara?
En estos veinte años la clase obrera, los trabajadores, la mayoría de los pueblos, a pesar de los golpes padecidos no se han rendido, no han aceptado en silencio la esclavitud del trabajo asalariado y la opresión imperialista. El reflujo de la lucha de clase gradualmente ha dejado el sitio a una mayor resistencia y a nueva ascensión de la lucha política y social, expresada de modo diferente según los países. En particular en la última década hemos observado un importante proceso de reanudación de las luchas, significativos adelantos de los trabajadores y los pueblos, a pesar de la creciente agresividad de la burguesía.
La historia no se acaba con la caída del muro de Berlín, al revés se manifiesta una evidente aceleración. La lucha de las clases sociales, que es su motor hasta el logro del comunismo, avanza al igual que el movimiento comunista y obrero internacional. ¡Los protagonistas de la lucha para la transformación social están en pie y dispuestos a dar la batalla! Eso preocupa tanto a la burguesía que – a veinte años de la “muerte declarada del comunismo” – tiene que exorcizar continuamente, denigrar y criminalizar su fantasma, para evitar que el proletariado recupere su teoría revolucionaria.
Todo esto demuestra que la presunta superioridad e invencibilidad del capitalismo es una mentira, que las razones de la revolución y el socialismo continúan a ser más que nunca actuales y válidas.
Hoy estamos en una situación internacional muy diferente a la de 1989. La burguesía se encuentra en una desastrosa crisis económica, resultado de las leyes de funcionamiento del capitalismo, y no tiene respuestas para las necesidades y a las aspiraciones de los trabajadores y los pueblos. Es más vulnerable que ayer, y existen numerosos eslabones débiles en la cadena de su dominio.
La crisis actual de superproducción relativa, entrelazada con la crisis general del sistema imperialista-capitalista, durará, va para largo, desvelando a los ojos de las masas el verdadero rostro de la burguesía: una clase que ha agotado desde hace tiempo su función histórica, pero que sigue llamando a los trabajadores y los pueblos a los “necesarios sacrificios” para garantizarse la supervivencia y los privilegios.
Mientras los gobiernos retiran de las cajas públicas enormes cantidades de dinero para favorecer los monopolios capitalistas, los bancos, crece constantemente el paro, los salarios y las jubilaciones, los servicios sociales son desmantelados, y por tanto los trabajadores caen en la miseria y en el hambre. La ofensiva de los capitalistas va tomando formas cada vez más agudas, la burguesía y sus gobiernos lanzan su ataque contra las conquistas políticas y económicas conseguidas a costa de duras luchas. El fascismo avanza en muchos países, fomentado por los grupos más reaccionarios del capital financiero. Nuevas guerras de saqueo se preparan.
Esta situación manifiesta la incompatibilidad de intereses entre proletarios y burgueses y pone a la clase obrera y los trabajadores frente a la necesidad urgente de realizar el frente único de lucha contra la ofensiva capitalista, la reacción política y las agresiones imperialistas.
El obstáculo principal que dificulta hoy la construcción del frente único, es la política de colaboración de clase seguida por los partidos socialdemócratas y los sindicatos amarillos, verdaderos puntales sociales de la burguesía. Prometen a las masas un “reformismo” ya puesto fuera de uso por las leyes inexorables del capitalismo, frenan y dividen el movimiento obrero y sindical, lo desvían hacia el cretinismo parlamentario y abren las puertas a las fuerzas reaccionarias.
¡Para suprimir este obstáculo, para luchar eficazmente, hace falta que los trabajadores se unan para defender intransigentemente sus intereses económicos y políticos, avanzando un programa concreto de acción contra la burguesía: contra los despidos, la disminución del salario, los cortes al gasto social, para que reacaiga sobre los patrones, los ricos, los parásitos las consecuencias de la crisis ; intensificando en las fábricas, en los campos, en las calles, la lucha contra la ofensiva capitalista, organizando así una ancha contraofensiva internacional, para que no sean los proletarios y los pueblos sacrificados por los intereses económicos de los capitalistas!
Al mismo tiempo, es necesario que a los comunistas y los revolucionarios se unan todas las fuerzas realmente demócratas, progresistas, de izquierda, para dar impulso a la lucha antiimperialista y antifascista, para favorecer la tendencia al cambio que se desarrolla en el mundo, particularmente en América latina y en Asia, para desarrollar la solidaridad entre los pueblos.
Los partidos y las organizaciones de la CIPOML, junto a las fuerzas políticas y sociales que se adhieran a la presente llamada, plantean a las masas el problema de la salida revolucionaria de la crisis del capitalismo. Frente a las medidas adoptadas por los gobiernos burgueses, frente a las ilusiones que sembraron los que se proponen “regular” un orden social en descomposición, los comunistas afirman que los males del imperialismo no tienen cura, que la única salida de la crisis general del capitalismo es el socialismo proletario, la sociedad planificada de los productores.
Con este propósito, mientras tomamos parte y sustentamos las luchas que se desarrollan con formas cada vez más agudas bajo los golpes de la crisis, mientras cooperamos en su organización indicando que los trabajadores tienen que negarse a soportar las consecuencias de la crisis, decimos que la situación se agravará si el proletariado y los pueblos no logran acumular fuerzas para contestar al ataque y luchar para derribar la dictadura de las clases explotadoras, por un nuevo y superior orden social.
¡Veinte años después de la caída del muro de Berlín la revolución socialista se presenta una vez más como un problema planteado que hay que solucionar por medio de la consolidación y la construcción de fuertes partidos comunistas que levanten la bandera del marxismo-leninismo, la bandera del Octubre soviético, la bandera de la revolución proletaria mundial!
Octubre de 2009

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxissta-Leninistas

(CIPOML)




La barbarie sionista debe cesar inmediatamente

13 01 2009

El gobierno sionista de Israel diezma una vez más al pueblo palestino, la tremenda agresión llevada a cabo por los aviones de caza, los bombarderos y la artillería pesada, ha causado ya más de 500 muertos y 2.500 heridos en Gaza.

Pese a las protestas y condena de los pueblos árabes y del mundo, los asesinos sionistas han iniciado operaciones terrestres en la franja de Gaza.

Los asesinos de niños, los que bombardean y destruyen a conciencia lugares considerados sagrados por el pueblo, los que menosprecian los sentimientos humanitarios de millones de personas y perpetúan el terrorismo de Estado, pretenden cínicamente que “luchan contra el terrorismo”, que “defienden los valores del mundo civilizado”.

¿Quién les permite actuar impunemente?, ¿Cuáles son sus apoyos?, ¿Quién les alienta y empuja?

La respuesta a estas cuestiones es la resolución (irresolución) del último Consejo de Seguridad de la ONU. Aquellos que pretenden dar lecciones al mundo sobre democracia, Derechos del Hombre, han sido incapaces de denunciar esta salvajada del Estado sionista.

Antes de que los portavoces del ejército sionista hayan justificado su barbarie, los portavoces imperialistas occidentales se han rebajado a tal punto de declarar que se trata de una “guerra defensiva”. Israel se siente arropada por el silencio de los gobiernos de las grandes potencias, por la ausencia de medidas concretas, por sanciones, que la obliguen a parar la guerra.

Los que tienen poder de decisión en las Naciones Unidas, son los mismos bandidos capitalistas e imperialistas que apoyan a los agresores y ocupantes sionistas. Por eso no se puede esperar nada de esos “campeones de lo humano y de la civilización”.

Mas, como lo demuestra desde hace 60 años, Palestina seguirá de pie y continuará su resistencia. Si los pueblos árabes y musulmanes del Próximo Oriente, desean realmente ayudar a sus hermanos palestinos, tendrán que liberarse de sus gobiernos colaboracionistas. No es posible colaborar con el imperialismo estadounidense y oponerse al mismo tiempo a la opresión de Israel sobre Palestina. Esta verdad hay que gritarla alto y claro.

La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas (CIPOML) llama a los trabajadores y a las fuerzas democráticas del mundo a defender y organizar acciones concretas de solidaridad con el pueblo palestino que lucha contra la opresión sionista.

Llamamos:

-A incrementar la presión sobre los gobiernos para que tomen sanciones contra Israel, como la suspensión de relaciones diplomáticas y de los acuerdos de cooperación.

-A incrementar la denuncia internacional de esta guerra de destrucción masiva llevada a cabo contra el pueblo palestino.

-A apoyar las iniciativas y movilizaciones que en el mundo exigen parar la ofensiva militar israelí.

Llamamos a intensificar la lucha contra el imperialismo y sus colaboradores, así como contra el sionismo y los que apoyan la barbarie de Israel.

¡Alto inmediatamente a la masacre sionista en Gaza! ¡Libertad para Palestina! ¡Abajo el imperialismo y el sionismo! ¡Acabar inmediatamente con el bloqueo de Gaza!

4 de Enero de 2009

Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninistas





Declaración del X Seminario Internacional.Problemas del la Revolución en America Latina.

3 10 2008
Declaración del X Seminario Internacional
Problemas del la Revolución
en America Latina

El objetivo del socialismo encausa la lucha
revolucionaria de los trabajadores
y los pueblos del mundo

Son más de quince años desde que el imperialismo y la burguesía internacional pretendieron secuestrar la esperanza libertaria de los pueblos. Con la caída del Muro de Berlín proclamaron el nacimiento de un ‘nuevo orden’ mundial y la consagración del capitalismo como el mayor y definitivo nivel de desarrollo económico-social al que la humanidad podía aspirar. Aquello no implicó el fracaso del socialismo sino del capitalismo restaurado en los países otrora socialistas. De ese proceso el movimiento revolucionario debe sacar conclusiones para evitar que se repita la degeneración.

El progreso y bienestar de los pueblos -se dijo-, está garantizado con la denominada revolución tecnológica-científica, que no sólo habría producido cambios en la organización del trabajo, sino sobre todo en el carácter de las relaciones sociales de producción. Sin embargo, lo cierto es que la economía mundial no logra remontar los graves problemas que arrastra por años; más aún, la crisis del sistema capitalista-imperialista se agudiza y embarga todos los ámbitos de la sociedad. Los paradigmas de desarrollo presentados como ejemplo a seguir se desvanecen en medio de contradicciones irresolubles y la acción de los trabajadores y los pueblos que desbaratan los programas económicos de la burguesía.

El mundo es escenario de grandes movimientos populares que se levantan en contra de la política belicista del imperialismo que reparte tropas de ocupación en donde sus necesidades de expansión y control mundial lo exige; las huelgas obreras en Europa, los levantamientos en las barriadas pobres y de los estudiantes en Francia, la lucha inédita de los migrantes en Estados Unidos en contra de la política xenofóbica de George Bush, son ejemplos del accionar de los trabajadores y la juventud que hace estremecer al monstruo imperialista desde sus entrañas; en Irak gana terreno la lucha de liberación nacional del pueblo iraquí haciendo morder el polvo de la derrota a las fuerzas de ocupación, mientras el pueblo palestino resiste al militarismo sionista. América Latina es un volcán en ebullición, en donde las políticas neoliberales han sido duramente golpeadas y los planes estadounidenses por constituir un bloque económico regional tuvieron que dar pasos atrás. En todas estas acciones la clase obrera recupera su espacio de fuerza fundamental del proceso revolucionario, el campesinado, los pueblos indígenas y negros y la juventud se destacan por su combatividad y participación masiva en la lucha, negando en los hechos el discurso que pretendió prosternar la acción de la clase obrera al surgimiento de ‘nuevos actores sociales’. El proletariado, histórica y estratégicamente, nunca perdió su papel de fuerza fundamental del proceso revolucionario.

La lucha de los pueblos en América Latina crece en amplitud, intensidad y califica sus banderas; junto a sus reivindicaciones particulares flamean las banderas antiimperialistas que se entrelazan con los anhelos de transformación social. Los esfuerzos del imperialismo por acabar con la lucha armada no han tendió éxito, y la insurgencia colombiana resiste y avanza hacia la conquista del poder.

La búsqueda del cambio se expresa en las calles, en los campos y también en los procesos electorales, provocando una variación en la correlación política en la región. Los trabajadores y los pueblos no sólo sufragan en contra del neoliberalismo, sino esperanzados en dejar atrás este sistema de explotación y no son pequeños los sectores que miran en el socialismo la alternativa. En medio de esa corriente política han surgido gobiernos democráticos y progresistas como los de Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, que alimentan la confianza de los pueblos en la posibilidad cierta de conquistar nuevas victorias y dejar atrás este sistema de oprobio. El rumbo al socialismo exige demarcar posiciones con las propuestas socialdemócratas, reformistas y oportunistas que plantean la posibilidad de construir el socialismo sin acabar con el capitalismo.

A pesar de que en importantes sectores de los trabajadores y los pueblos la idea del socialismo es aún difusa, lo más importante es que está presente, que plantea a los revolucionarios la posibilidad y la responsabilidad de esclarecer y afirmar, en medio del ascenso de la lucha social, los principios fundamentales que guían al socialismo científico, al socialismo revolucionario.

El socialismo como régimen económico-social superior al capitalismo es la negación de este último, y demostró esa condición cuando cobijó a un tercio de la población mundial, satisfaciendo las necesidades básicas para su bienestar. La construcción de este nuevo tipo de sociedad responde a leyes universales e implica un proceso permanente de revolucionarización de la sociedad. Es, en esencia, la sociedad de los trabajadores que se levanta sobre la base de la socialización de la propiedad de los medios de producción y la eliminación de toda forma de explotación del hombre por el hombre, en donde el trabajo será fuente para el progreso y bienestar de los trabajadores y no para la explotación y acumulación del capital.

En contraposición con la producción anárquica y dominada por la libre concurrencia de los monopolios, el socialismo erige una economía planificada, dirigida por el gobierno revolucionario, apoyado en la fuerza de los trabajadores que participan como elemento fundamental de la transformación social, en medio de un ambiente de plena y auténtica democracia, la dictadura del proletariado, que garantiza la permanencia del poder de los trabajadores y combate a las antiguas clases explotadoras y al peligro de que la vieja o una nueva burguesía tome el poder para restaurar el capitalismo.

Sòlo el socialismo es capaz de resolver, en un proceso, las contradicciones que los regímenes de explotación han dado origen, como son las contradicciones de clase, las que se presentan entre el trabajo intelectual y manual, entre el campo y la ciudad, las contradicciones de género, entre pueblos, naciones y nacionalidades.

Únicamente el socialismo garantiza de manera definitiva la conquista de la liberación social y nacional, defiende la vida y la salud en el trabajo de las masas, otorga plena libertad a los pueblos, soberanía e independencia a los países.

Apoyándose en todas las formas de lucha, la clase obrera y los pueblos requieren conquistar el poder para la instauración del gobierno revolucionario que dirija la construcción socialista. Más, sólo el uso de la violencia revolucionaria de las masas será capaz de echar del poder a las clases explotadoras.

Es la clase obrera la fuerza fundamental para la emancipación social; sus aliados naturales son las clases trabajadoras de las ciudades y el campo, la juventud rebelde y combativa; con ellos trabajamos en distintos frentes y organizaciones acumulando fuerzas para la revolución. Por sobre el discurso del reformismo y del anticomunismo, históricamente se ha demostrado que el proletariado no puede dirigir este proceso si no eleva su organización al plano político, si no cuenta con el partido revolucionario.

Es un hecho que en cada uno de nuestros países los procesos revolucionarios tienen y tendrán sus particularidades y formas específicas de acumular fuerzas revolucionarias y de construir el socialismo, pero los principios básicos y las leyes generales de la revolución y el socialismo permanecen inalterables y son indispensables para todos los países.

La revolución social del proletariado es internacional en su contenido y toma la forma que las condiciones de cada país exigen. No podemos reducir nuestra acción a los linderos que marcan las fronteras de cada uno de los países, nuestro espíritu internacionalista nos plantea la necesidad de trabajar por la unidad de las fuerzas revolucionarias no sólo en el plano local sino internacional. La constitución de un gran frente antiimperialista de los pueblos es nuestra tarea, entendiendo su configuración en cada uno de los combates que levantamos en contra del imperialismo y la burguesía internacional.

El X Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina ha sido un importante espacio para debatir un tema de mucha actualidad para los pueblos, y lo hemos hecho recogiendo la acción práctica que en estos días tenemos las fuerzas revolucionarias y estudiando también la experiencia del pasado, para prevenirnos de posibles errores.

Los partidos y organizaciones participantes en este Seminario, comprometemos nuestros mejores esfuerzos para que los ideales del socialismo guíen la lucha de los trabajadores en América Latina y en el mundo y cumplir con la misión que la historia nos ha impuesto.

Quito, Julio 14 de 2006

Partido Marxista Leninista de Alemania
Partido Comunista Revolucionario de Argentina
Partido Comunista Revolucionario de Brasil
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)
Ejército Popular de Liberación de Colombia
Ejército de Liberación Nacional de Colombia – Dirección Frente Internacional
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –
Ejércitodel Pueblo
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria)
Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana
Movimiento Independencia Unidad y Cambio de República Dominicana Organización Socialista Camino de
Libertad de Estados Unidos
Movimiento Democrático del Perú Dignidad Nacional
Partido Comunista Revolucionario de Turquía
Gayones – Voz Proletaria de Venezuela
Organización Revolucionaria Utopía de Venezuela
Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador
Movimiento Popular Democrático
Juventud Revolucionaria del Ecuador
Unión General de Trabajadores del Ecuador
Federación Única de Afiliados al Seguro Social Campesino
Frente Popular del Ecuador
Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador
Confederación de Mujeres por el Cambio
Frente Revolucionario de Izquierda Universitaria
Frente de Vanguardia del Magisterio





Conferencia Internacional de Partidos M-L :La burguesía apela a todo

20 08 2008

La derecha apela a todo para que el pueblo rechace la nueva Constitución. Lo hace en el contenido de sus planteamientos y también en los mecanismos de acción e instrumentos políticos. Medios de comunicación, cámaras de la producción, cúpula de las iglesias (católica y evangélica), partidos y ‘nuevas’ agrupaciones políticas, instituciones diversas, todo lo que está a su alcance han puesto en tensión.

En estos días tomó la posta la cúpula de la iglesia y reprodujo un discurso conocido: que la Constitución es ‘abortista’, que se instituye el matrimonio gay, que se afecta a la educación privada (es decir a sus negocios). Arregui, Ruiz Navas y su clan invocan al sentimiento religioso del pueblo para defender el status quo. No es raro aquello, siempre han estado al servicio de las clases dominantes, aunque se rasguen las vestiduras (es un decir nada más) aparentando defender a los más pobres.

Nebot echó al ruedo a su peón Joffre Campaña para pedir una inspección judicial de toda la documentación producida durante el trabajo de la Asamblea. Quieren comprobar que se ha metido contrabando en el texto final. Vil mañosería. Desde un inicio se opusieron a la Constituyente y, por lógica, estarían en contra de cualquier Constitución que rompa el esquema neoliberal, del que los socialcristianos son responsables directos.

Los que procuran no ser identificados como defensores del pasado neoliberal, bajan la bandera del No para ondear la del voto nulo. El efecto político es el mismo: restar apoyo al Sí. Saben que el pueblo votó contra ese pasado de corrupción y hambre, y saben que el No carece de respaldo suficiente para ganar. Son defensores vergonzantes del No, como acostumbran calificarlos algunos ‘analistas políticos’.

En una ocasión anterior dijimos que el torpedeo de la burguesía y el imperialismo apenas comienza. Vendrá más a medida que entre en calor la campaña y se acerque la fecha del referéndum. La magnitud de las tergiversaciones, mentiras y provocaciones crecerá y debemos estar advertidos y preparados.

La burguesía confía que una intensa campaña en los medios incidirá en una población que aún tiene poco conocimiento del real contenido de la nueva Constitución.

La discusión paciente, el debate con los distintos sectores populares puede frenar la ofensiva burguesa y afirmar un movimiento que, desde la defensa de la nueva Constitución, se convierta en fuerza de lucha directa en contra de las clases dominantes y el imperialismo, que en esta batalla arrincone a los enemigos del pueblo como parte del combate estratégico por la liberación social y nacional.

Vamos con el Sí, más, como revolucionarios, sobre todo vamos a ganar la conciencia de nuestro pueblo para construir un ejército de luchadores por la revolución y el socialismo.

Editorial del semanario En Marcha
del Partico Comunista Marxista Leninista del Ecuador
Edición N°1414, semana del 8 al 14 de agosto